La inflamación es la manera que tiene el cuerpo de curar lesiones, es nuestro ejercito de lucha, es el sistema que manda el cerebro cuando debe reparar un tejido. No es malo, es quien nos cura. Pero está estigmatizada, pensamos en inflamación y pensamos en que está pasando algo malo. Aunque debemos recalcar que hay ocasiones en las que si puede ser patología, por ejemplo en las enfermedades autoinmunes reumatológicas en las que el cerebro detecta una amenaza que no existe y manda la inflamación sin que haya un tejido que reparar, además es una inflamación que se excede de su tiempo de duración.
Además inflamación no es que algo esté hinchado, no todo lo que se hincha o aumenta de volumen tiene inflamación. La inflamación va acompañada de 3 signos: rubor (la zona está roja), calor (la zona está caliente), tumefacción (edema, aumento de líquido) y casi siempre el cuarto signo es el dolor porque ya se ha activado la alarma del cerebro. Si no están estos signos juntos no es inflamación, pero que no haya inflamación no quiere decir que no haya algo, solamente que no lo estamos etiquetando bien.
Si no lo etiquetamos bien, creo que es inflamatorio y tomo un antiinflamatorio no va a tener efecto ya que no es su foco diana de actuación, no hay inflamación que bajar y ahí entendería el por qué no me funciona tomarme la pastilla.